EL GRAN CAPITÁN

  Del 25/09/2015 al 31/01/2016. Todos los días

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Comisario de la exposición: Coronel D. Jesús Ansón Soro

El próximo 2 de diciembre de 2015 se cumplió el quinto centenario de la muerte de Gonzalo Fernández de Córdoba, conocido en España y en el resto de Europa como el Gran Capitán.  El Ejército de Tierra y en particular el Museo del Ejército han organizado una serie de actividades para conmemorar esta efeméride sobre un personaje tan significativo y trascendente de la historia de España.

El Real Patronato del Museo del Ejército, órgano rector colegiado del mismo decidió, en su reunión de 25 de noviembre de 2014, incluir una exposición temporal sobre este personaje durante 2015.  Así nació la Exposición “El Gran Capitán” .

La finalidad de la exposición es dar a conocer al visitante y a la sociedad un personaje que jugó un papel decisivo en la Historia de España al servicio de los Reyes Católicos.  Sus aportaciones al arte de la guerra, la lucha y victorias contra los ejércitos francés y otomano, muy superiores en número y armamento, permitió defender el Reino de Nápoles y mantener el control del Mediterráneo. 

El periodo en el que vivió (1453-1515) fue uno de los más complejos y decisivos de la Historia de España dedicando su vida al servicio de los Reyes Católicos momento con absoluta lealtad y honradez.  El inicio de este periodo de la historia viene marcado por la finalización de la Guerra de los Cien Años, con la aparición de Francia como potencia europea, las guerras de sucesión a la Corona de Castilla, la conquista de Granada por los Reyes Católicos y la creación de España como uno de los primeros estados modernos en Europa.  Las luchas con Francia en Italia para la defensa del Reino de Nápoles y el enfrentamiento con los turcos para frenar la expansión del Imperio Otomano hacia Occidente serían consecuencias lógicas de esta situación. La Batalla de Albuera (24 de febrero 1479), en la Guerra de Sucesión de Castilla supuso su bautismo de fuego en la que ya destacó por su valentía y destreza con las armas.  Posteriormente en la Guerra contra el reino nazarí dio muestra de su valor y buen hacer, arrastrando a sus hombres en la batalla en los momentos más difíciles por lo que se convertiría rápidamente en uno de los capitanes destacados de esta guerra.  Estas habilidades con las que había manifestado en el combate, sumadas a las caballerescas en las que se había educado y a las que se añadía una especial habilidad negociadora puesta de manifiesto en las conversaciones para la rendición de Loja y luego de Granada hicieron que Fernando e Isabel le nombrasen jefe de la expedición enviada a Italia para defender el Reino de Nápoles.